
Taller de Arteterapia
- Talleres
- 28 de julio de 2020
Arteterapia permite la expresión a través de herramientas artísticas de procesos internos profundos a los que muchas veces no se llega con la palabra. Se utilizan medios artísticos en un entorno terapéutico con el fin de alcanzar una mejoría, un mayor estado de bienestar y principalmente poder abordar el proceso de tratamiento sobre alguna temática y profundizar el autoconocimiento. Nunca un objetivo terapéutico es el mismo para dos pacientes y mucho menos el camino transitado para alcanzarlo. Arteterapia es una herramienta terapéutica, que está englobada dentro de un proceso y el fin no es la obra en sí misma sino el proceso que transita el paciente, ya sea en un espacio individual o grupal.
Los encuentros arteterapéuticos comienzan con una planificación por parte del terapeuta, en la que se organizan las temáticas a abordar. En el caso del taller del Hostal, están pensados en torno a cuestiones que se presentan en la diaria de los pacientes o bien que son pedidos por varios de ellos. Algunas de las temáticas abordadas han sido: las etapas vitales, las relaciones familiares, la imagen de sí mismo, el desamor en las parejas, la empatía, la sexualidad, las emociones básicas, la capacidad de reparación, la resiliencia entre otros.
El taller consta de 3 momentos fundamentales: un primer momento al que llamaremos momento motivacional, donde se presenta un disparador como estímulo para ilustrar la temática a abordar. El segundo momento es la consigna de lo que deberá producir el paciente a partir de la motivación inicial. Acá con nuestros residentes es importante reforzar que no es la obra en sí misma lo importante sino el proceso interno que ellos puedan experimentar. Muchas veces en el momento de la consigna se juegan exigencias internas y externas sobre lo que van a producir, cómo será mirado, si será evaluado, si lo sabrán hacer o no, por eso la importancia de destacar este aspecto. Y como momento final es el que llamaremos cierre y que se compone por una reflexión individual y grupal sobre lo producido, puesto en común entre los participantes del taller.
El trabajo comienza desde el momento en que se convoca al espacio. Desde ya todo lo que pueda sumar a fortalecer el vínculo terapéutico que permita la aparición de la confianza en el espacio de arteterapia es fundamental. Quizás acá haya que pensar una vez más en flexibilizarse y poner en juego la creatividad terapéutica para hacer de la propuesta un espacio encantado, intrigante o que por algún motivo despierte en los residentes algún tipo de interés. Es fundamental comenzar siempre los espacios con una inclusión de los residentes en el encuadre terapéutico como un espacio con tal fin (terapéutico) y con un saber de qué es un momento para ellos. Esto permite que no se vivencie la oferta como un espacio obligatorio con el que deben cumplir como si estuvieran haciéndolo para otro. Es por esto que muchas veces, desde mi lugar, puedo encontrarme con distintos números de participantes. Y acá un punto a tener en cuenta es que debo pensar consignas que puedan aplicarse para diferentes cantidades de participantes.
A fin de ejemplificar, el momento motivacional suele estar dado por una biografía de algún autor conocido que tenga en su haber la temática a trabajar, o bien un poema, o la letra de una canción, o una imagen, o un texto informativo sobre tal o cual temática entre otros ejemplos posibles. La consiga, variará según el estilo del profesional que lleve a cabo el taller, su experiencia, creatividad y plasticidad para pensar las temáticas, pero suele incorporarse en estos dispositivos la propuesta de que realicen los participantes una producción artística que simbolice lo trabajado y luego el momento del cierre, donde el paciente, el grupo y el profesional nos sorprendemos con el proceso transcurrido. Si bien ese proceso es observado durante el mismo por el profesional, es en el momento del cierre donde el paciente puede hacer una reflexión verbal sobre su producción, sobre lo que sintió al realizarlo, sobre lo que siente al escucharse relatarlo junto a sus pares, y se da (siempre con autorización del paciente) la posibilidad de que los otros participantes del grupo puedan preguntarle o hacer alguna apreciación sobre lo traído al espacio. Luego cada trabajo realizado, en este caso es guardado dentro de la carpeta personal de cada paciente, la cual también ha sido trabajada en uno de los primeros encuentros y funciona como una especie de baúl en el que pueden guardar cada una de sus producciones para revisarlas cuando sea necesario e incluso si lo desean compartir con profesionales tratantes que no hayan vivenciado el espacio del taller.
Lic. M. Mercedes Lamarque